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Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
Oaxaca, Oax. 11 de mayo de 2013 (Quadratín).- El escritor suizo Peter Stamm (1963) presentó en el Centro Cultural San Pablo su reciente novela Siete años sobre la historia de una pareja teóricamente ideal: guapos y con éxito, pero que en la intimidad no se soportan.
Ella necesita alcanzar sus ideales de juventud y él anhela una vida sin responsabilidades que sólo halla en brazos de su amante.
Los personajes de Siete años: Alex, Sonja e Ivona, que avanzan a tientas en una niebla de alienación, desencanto y amoralidad, permiten a Stamm tejer una historia sobre la vida familiar, el peso de la ausencia de sentimientos en el momento de tomar decisiones y la delgada línea que separa la civilización de la barbarie.
El también dramaturgo y editor quien se encuentra entre los finalistas del premio Man Booker Internacional, habló en entrevista de las transformaciones que han sufrido en la actualidad los conceptos tradicionales de esposa, matrimonio y familia.
-¿El matrimonio ya no suele ser lo que era antes?
-Claro que los matrimonios se han hecho menos estables, cuando yo era niño era casi inconcebible que un matrimonio se pudiera separar, pero de lo que tengo mis dudas es si la relación humana ha cambiado tanto. Creo que la diferencia es que antes se quedaba uno junto aunque tuviera problemas y ahora se separan más rápidamente cuando hay dificultades. Quizá lo ideal sería encontrar el justo medio.
-Mucho del caos, la violencia juvenil, las drogas, se atribuyen a la familia, a los hogares disfuncionales
-No sé
ahora se habla mucho de las familias patchwork que tienen hijos de diferentes matrimonios anteriores y que viven ahora en una nueva familia y yo creo que esos niños pueden estar tan bien cobijados en esa nueva familia como lo estaban en su familia original. No necesariamente porque un padre se haya divorciado pierde la capacidad de educar a sus hijos. Creo más bien en el desamparo en que quedan los hijos de familias que aunque no se divorcien los padres no se ocupan de los hijos. Y también hay otra opción que quizá en Europa sea menos frecuente, en que la familia vive en tal estado de pobreza que los padres no pueden ocuparse de los hijos porque están trabajando y los niños terminan quedándose solos.
-¿Que acentúa el problema de los hijos desamparados: la pobreza, la autorrealización de los padres o las políticas públicas?
-Leí un estudio que decía que la felicidad aumentaba conforme amentaba el ingreso hasta llegar a un tope de 10 mil dólares al año, de ahí en adelante lo que aumenta es la prosperidad pero no necesariamente la felicidad ni la estabilidad emocionales.
-¿La institución del matrimonio como contrato legal podría desparecer un día de estos?
-No lo creo, yo tengo una persona que me asesora en asuntos legales y cuando le pregunté cómo firmar un contrato con mi novia para que los niños estuvieran seguros, me dijo que lo más fácil es casarse porque ahí está incluido todo. El contrato más sencillo es el matrimonio. En mi generación muchos nos opusimos al matrimonio como un acto de resistencia política, contra ese matrimonio católico, conservador, en tanto que para los más jóvenes es algo pragmático, es únicamente eso, un contrato.
-Decía el actor Hug Grant que los ingleses no van a psicoterapia porque leen novelas
¿A quién le recomendaría Siete años?
-Existe en realidad la biblioterapia en la que el terapeuta recomienda a las personas libros específicos, donde cada paciente puede encontrarse con personas o situaciones similares a las suyas y eso hace que se sienta comprendido aunque no curado, porque es no es el fin de terapia. Pero si me pongo a pensar a quién le interesan mis libros es un público muy amplio, desde chavitos de 16 años hasta personas de 80 años. Lo único que diría yo es que no hay que desperdiciar el tiempo leyendo libros que no le interesen a uno; la vida es muy corta como para leer libro que no nos diga nada.
-¿Cuál es su opinión, como hombre, de Sonja, que desea realizar sus ideales?
-Es curioso, cuando presenté el libro en Alemania me dijeron que si estaba casado con una Sonja. Parece que hay muchas Sonjas lo que hay poco son Ivonas. Y las mujeres, por el contrario, eran muy críticas con Sonja y yo siempre la defendía porque no me parece que sea una mala persona. Creo que simplemente vive con un hombre que tiene problemas para decidirse y por eso ella tiene que ser la fuerte. Y creo que esa es una forma muy normal de las relaciones.
-¿Con quién de las dos se quedaría usted, con Sonja o Ivona?
-Dios mío qué pregunta, pero creo que al final estaría yo bastante satisfecho si me pasara lo mismo que al protagonista del libro, es decir, que me puedo deshacer de las dos y quizá encontrar alguien nueva.
El autor de otras novelas como Agnes y los voladores y En jardines ajenos, participará en el coloquio Nuevas escrituras, nuevas lecturas, en el marco del Festival de la Ciudad de México el 14 de mayo, junto con los escritores Enrique Serna y Mauricio Montiel Figueiras.